lunes, 9 de enero de 2012

Basta de estigmatizar al pueblo Mbyá-Guaraní

Todavía en los libros de texto que circulan en las escuelas se siguen empleando categorías como: “salvaje”, “civilizado”, “nómades”, “sedentarios”, al mejor estilo evolucionista del S XIX. Esta manera de “enseñar” sólo promueve la instalación de prejuicios, estereotipos y discriminación.
Es hora de cambiar las miradas y los valores hacia una concepción de la historia y del presente menos “contaminada” con las ideas de pensar “nosotros somos los civilizados” y “los otros son los salvajes”, “somos civilizados porque somos sedentarios”, “los otros son salvajes porque son nómades”.
Este artículo es un pequeño aporte para poner en cuestión esas categorías teóricas e ideas.
Liliana Seró. Movimiento Socialista de los Trabajadores, Misiones. 


PONIENDO EN CUESTIÓN ALGUNAS IDEAS Y CATEGORÍAS 1
Por Liliana Seró

Ficha de cátedra elaborada para el taller "Diversidad Sociocultural y Educación"
Inst. de Formación Docente "Escuela Normal Sup. Estados Unidos del Brasil"
Posadas, Misiones.
Mayo de 2008

Hay una tendencia, todavía bastante generalizada, de caracterizar a los guaraníes como "nómades". Esto, debido a las migraciones pasadas y actuales que realizan.
De allí que resulta necesario reflexionar críticamente acerca de las categorías "nómades" y "sedentarios", sobre todo por el sentido peyorativo que suele otorgarse a la idea de "nomadismo".
También, es interesante repensar otra categoría, la de "civilización", de la mano de investigadores que nos permiten analizar definiciones diferentes a las que estamos acostumbrados.
Para esto, podemos considerar momentos muy remotos en la historia, el de las primeras sociedades humanas. Luego, dirigir nuestra mirada hacia aspectos históricos y presentes de las parcialidades guaraníes en la Región.

"Nómades" y "sedentarios"

  Las personas construimos los espacios y lugares a partir de lo que hacemos y pensamos, pero también a partir del movimiento.
  Con las limitaciones que existen para saber cómo pensaban las antiguas sociedades humanas, que ya no existen, es importante decir algo acerca de las relaciones que había entre sus actividades y los espacios.
  Estas sociedades humanas nunca se dedicaron a una sola actividad para vivir. Siempre hubo una combinación de actividades y el uso de diferentes recursos. Por ese motivo, en el texto se dice:"actividades predominantes", es decir, practicadas con mayor intensidad y frecuencia. Pero eso no significa que hubieran dejado de lado otras formas de satisfacer sus necesidades de alimentos y reproducción del grupo.
  Teniendo en cuenta esto, los términos "nómades" y "sedentarios" son muy esquemáticos, no nos permiten caracterizarlas. ¿De qué manera nombraríamos a una sociedad que se dedicapredominantemente a la agricultura o a la caza, según las estaciones del año? O sea, que por momentos establece residencias más fijas y en otros se traslada para cazar. Esta combinación de actividades y de maneras de ocupar el espacio fue usual entre las antiguas poblaciones en diferentes partes del mundo.
  Por las actividades que desarrollaban, las sociedades dedicadas principalmente a la caza y la recolección ocupaban, construían sus espacios en forma diferente a las que se dedicaron en forma predominante a la agricultura. En el primer caso, se caracterizaban por el movimiento, por la trayectoria que seguían en busca de animales y especies para recolectar, de manera que su asentamiento en un mismo lugar era temporario aunque
-muchas veces- esos lugares eran reocupados por el mismo grupo en otros momentos.
  En la bibliografía solemos encontrar la palabra "nómade" para nombrar a los grupos que se trasladaban y a esta forma de ocupar el espacio. No obstante, es necesario aclarar que el término se utiliza frecuentemente de una manera equivocada, pues se piensa que el recorrido, el movimiento, significan que "carecían de un orden", que no había una organización en la ocupación del espacio.
  Sin embargo, muchos investigadores afirman que eran trayectos planificados, que tenían una organización.
  Por un lado, el ritmo de las estaciones según las cuales los propios animales migran y se reproducen, los tiempos en que los frutos maduran, eran ya una base de orden.
  Por otro, la organización social, la manera en que las personas se relacionaban entre sí dentro y fuera del grupo, tenía asimismo un ordenamiento, de lo contrario sería imposible explicar cómo podían subsistir, reproducirse ellos mismos, poner en práctica técnicas de caza, fabricar utensilios y herramientas, etc. Todas esas cosas pueden hacerse si un grupo regulapone un orden en su modo de vida y, por lo tanto, en su manera de ocupar el espacio.
  Se plantea que, por ejemplo, la división del trabajo entre hombres y mujeres era un principio organizativo importante, o sea, una forma de organizar las relaciones sociales.
  Los hombres se encargaban de la caza y las mujeres efectuaban principalmente la recolección.
  Asimismo, el tamaño del grupo, la cantidad de miembros, debía regularse, pues este modo de vida no condice con poblaciones numerosas.
  Debe considerarse que una explotación excesiva del hábitat implica el deterioro de los recursos posibles que aseguren la sobrevivencia del grupo, de manera que una población numerosa conllevaría el deterioro del hábitat.
  Según el arqueólogo Mark Nathan Cohen, entre otros mecanismos para limitar la población, los grupos predominantemente cazadores-recolectores habían optado por "aumentar el radio que explotan (lo cual entraña un aumento de los costos del trabajo en términos de desplazamientos)", o enviaban "a varios de sus miembros a que formen nuevos campamentos filiales en otra parte". Afirma Cohen que "estas dos opciones combinadas son la forma en que los grupos cazadores y recolectores poblaron el mundo" 2
  Pero esto no debe entenderse como un frío cálculo económico.
  Sin dejar de lado los condicionantes externos, las características del hábitat, la competencia con otros grupos, etc., el mismo autor sugiere tener en cuenta los factores culturales que intervienen en las decisiones colectivas. Por ejemplo, la significación que le den al aumento del trabajo, a las familias numerosas, a determinado tipo de alimentos, etc.
  Otra visión errónea al respecto es plantear que los cazadores y recolectores "comían todo lo que encontraban en su camino". Pero las investigaciones muestran que no fue así, que existía una selección de los alimentos posibles y preferidos.

Entonces, no es verdad eso de que "todo bicho que camina va a parar al asador".

  Las sociedades dedicadas en mayor medida a la agricultura, organizaron sus espacios de otra manera. Construían sus espacios en asentamientos más permanentes. Esperar la cosecha, guardar simientes para la próxima, almacenar alimentos, requieren una mayor fijación en determinados lugares.
  En la bibliografía encontramos los términos "sedentarias" o "semisedentarias" para identificarlas.
  Es interesante señalar que, en algunas regiones, el asentamiento más permanente ocurrió antes que la gente se dedicara a la agricultura. Por ejemplo, la sedentarización se realizó en torno a la explotación de recursos acuáticos. Mientras, en otras zonas, el sedentarismo se dio un tiempo considerable después que la población hubo iniciado la domesticación de las plantas.
   De todas formas, esto no implicó que en todos los casos la residencia de la gente fuera totalmente fija. El cultivo precisa también rotación, uso de nuevas tierras mientras que las ya utilizadas recuperan su fertilidad para otra cosecha.
            Quizás esto no sea fácil de entender si lo vemos desde lo que hoy, para nosotros, implica el uso del ambiente natural.
            Sin embargo, es relevante reconocer que en esos tiempos los condicionantes eran distintos. No existía eso que ahora llamamos "propiedad privada", ni leyes escritas donde se señalaran lo que es posible producir y en qué condiciones debe hacerse. Pero había reglas seguramente, de las cuales sólo podemos conocer algunas en la actualidad.

Todos los años, las poblaciones de los Andes distribuían las tierras de cultivo tomando en cuenta el tamaño de las familias, las necesidades de las viudas, el mantenimiento del jefe religioso, etc.
Como puede verse, estas son reglas muy diferentes a las que instaura la "propiedad privada". Peroson reglasordenamientos de la vida social.

            En cuanto a la densidad de población, es decir la cantidad de gente por superficie de tierra, aumentó en estos grupos (si los comparamos con los cazadores-recolectores), formándose aldeas.
            Siempre, en todos los casos, las sociedades humanas construyeron territorios.         
Básicamente, la idea de territorio remite a la delimitación de un espacio. Quiere decir, a determinada superficie reconocida por la gente como formando parte de su vida para obtener los recursos necesarios destinados a la subsistencia y reproducción del grupo. Pero también para desarrollar sus valores, normas, sus modos de pensar la existencia.
            Mientras que el cazador-recolector "interpreta la superficie de su territorio a través de sus trayectos"; el agricultor "construye el mundo en círculos concéntricos, alrededor de su granero", dice André Leroi Gourhan 3
Son dos formas diferentes de pensar al territorio. En uno, es pensado desde el movimiento, la trayectoria. En otro, es pensado desde un centro, un punto donde convergen, se centralizan las actividades sociales.
Pero en ambos casos, la noción de territorio existe.

            Entonces, aquéllos a quienes se califica como "nómades" (con todo lo que la palabra deja fuera, según ya vimos), no son un grupo errante, sin orden, sin idea de lo que es un territorio.
            Creo que los párrafos anteriores han dejado claro eso, como así también nos llevan a reflexionar acerca de qué significados le estamos dando al concepto de "nómade". En definitiva, si lo seguiremos empleando o no.
            Pero aquí, por supuesto, ya la decisión es de cada uno de nosotros.

Agricultores y cazadores-recolectores

            Es interesante agregar algunas líneas respecto de otra idea que circula con mucha frecuencia y a la que podemos cuestionar, basándonos en investigaciones científicas. Se trata de considerar a los agricultores como "más evolucionados" que los cazadores-recolectores.
            Cohen plantea que todas las sociedades humanas tenían los conocimientos necesarios para manipular plantas, puesto que cualquier grupo podía "observar el proceso básico por el cual una semilla o un retoño se transforma en planta" 4
            En tal sentido, el registro arqueológico indica que los cazadores-recolectores llevaban a cabo diversas prácticas, a veces intencionales y otras no, que luego formaron parte de las técnicas que hoy denominamos agricultura. Por ejemplo, se informa de la existencia de una especie de "huertas" donde eran transplantadas algunas especies.
            Pensemos…
            Cuando llevamos una "muda" de un lugar a otro, ya le estamos dando un tratamiento especial, la estamos manipulando, y está allí también la idea de que cuidándola va a crecer.
            Además, la ubicamos en un sitio adecuado para que crezca. Si fallamos en la elección del lugar, pensamos "no es un buen lugar, tendré que buscar otro".
            Pues bien, todos estos son razonamientos que cualquier ser humano puede realizar. Por lo tanto, como de seres humanos estamos hablando, tenemos que reconocerles estas habilidades a los antiguos cazadores-recolectores.
            Para vivir de la caza y la recolección, los grupos debían conocer aspectos del hábitat natural: cuáles eran los lugares donde podían encontrar raíces, frutos o semillas comestibles, lo hábitos de los animales en relación a las plantas, los momentos en que era prudente cazar o recolectar, etc.
            La caza como modo de vida, necesita de un conjunto de conocimientos muy complejos, que en gran parte se fueron incorporando a nuestro conocimiento científico.
            Cohen dice que el concepto de la domesticación, la idea de que puede alentarse el crecimiento de las plantas otorgándoles algunos cuidados, estuvo siempre presente.
            Por lo tanto, la agricultura no fue un invento que unos hicieron y otros no porque ignoraban sus principios básicos.

Según el mismo autor:

La agricultura es un conjunto, una suma de hábitos de vida diferentes, pero no necesita de un aumento de la capacidad intelectual, ni significa un "salto" en el conocimiento.
De manera que, tampoco podemos afirmar que los agricultores eran más evolucionados que los cazadores-recolectores.

            El tema es que, por una serie de condiciones y elecciones, muchos grupos dieron mayor énfasis, mayor importancia a la agricultura, mientras que otros siguieron dándole mayor importancia a la caza y la recolección o a la pesca. Así es que resulta importante mencionar que hubo poblaciones que continuaron cazando y recolectando, y al mismo tiempo, eran muy buenas agricultoras. Otras fueron pastoras, pero eso no significó que dejaran de lado totalmente al cultivo, etc.
            Estas clasificaciones, estas maneras de identificar a los distintos agrupamientos humanos (nombrándolos como "cazadores y recolectores", "pastores", "pescadores", etc.) están basadas en sueconomía y, por esa razón, no dan cuenta de las diferencias culturales entre ellos.
            Es pertinente aclarar entonces que no todos los cazadores y recolectores eran iguales, ni que todos los agricultores lo eran, etc. Existían diferencias culturales y siguen existiendo hoy.

¿"Civilización"?

            Para repensar el concepto de civilización, reflexionemos primero acerca del significado que le damos en el lenguaje cotidiano. Las siguientes preguntas pueden ayudarnos en esta tarea:
            Si decimos "civilización" o "civilizado" ¿en qué estamos pensando? ¿Acaso no estamos pensando en ciudades, tecnología "de avanzada", formas de comportarse, de vestirse, hasta de comer y preparar alimentos? ¿Acaso no está presente en esta idea nuestra forma de hacer las cosas y vivir?
            Por otro lado, ¿acaso no la oponemos, contrastamos, con la idea de "incivilizado"? ¿Y, cuando decimos "incivilizado", en qué pensamos?
            Seguramente, en quienes se comportan "inadecuadamente", "mal", o por o menos no viven como nosotros.
            Sino, pensemos más todavía… ¿cuántas veces ante algún problema dijimos: "¡vamos, portémonos como gente civilizada!" o "como gente civilizada que somos, deberíamos… "
            Puede apreciarse que en las conversaciones cotidianas la palabra "civilización", posee un significado fuertemente relacionado con un modelo de vida, que incluye determinado tipo de tecnología, modales, ciudades con calles asfaltadas y veredas, etc.  Pero, además, alude a cosas que son consideradas "correctas", que "están bien".
            Es decir, resume una serie de ideas acerca de lo que es la vida o de lo que debería ser.
            En tanto, por oposición, la palabra "incivilizado" posee un marcado sentido peyorativo, significaría lo que está mal y, todo esto aparece ligado a formas de vida distintas a ese modelo considerado "correcto".
            Bueno, el problema no está en que haya asfaltos, ciudades o que comamos con cuchillo y tenedor. El problema está en que ante culturas diferentes o determinados sectores sociales, las ideas de "civilizado" y su opuesto "incivilizado", terminan calificándolos como negativos, incorrectos… y hasta poco interesantes.
            Bajo ese punto de vista, por ejemplo, las sociedades aborígenes serían "incivilizadas", los pobres también lo serían, los campesinos también… y podríamos elaborar un largo listado de ejemplos.

Estamos en condiciones de afirmar que tal punto de vista está cargado de prejuicios. ¿No?

            Lo que ocurre es que, más allá de nuestras intenciones, las palabras tienen una historia, igual que tenemos historias las personas y las sociedades que las creamos y utilizamos.
            Las palabras "cargan con significados" que se fueron elaborando y transformando a través del tiempo.
            No podemos dedicarnos ahora a hacer ese "rastreo histórico", pero es pertinente decir que la palabra "civilización" no significó en el pasado lo que hoy significa.
            Sin embargo, hubo un momento en que comenzó a ser utilizada para calificar de "civilizados" y, por lo tanto, como "mejores" a algunas sociedades y de "incivilizadas", "peores", a otras.
            Ese momento es cuando algunas sociedades europeas pensaron que habían alcanzado el máximo grado de desarrollo y, en virtud de esto, debían "llevar la civilización a otras partes del mundo". O sea, comienza a gestarse aquí el sentido peyorativo y prejuicioso que analizamos en párrafos anteriores.

Pero resulta que, en el ámbito científico, no todos están de acuerdo acerca de lo que es o no es civilización.

            Veamos al menos dos posiciones distintas.
            Algunos autores utilizan el término civilización únicamente para nombrar a las sociedades donde encuentran las siguientes características: ciudades, Estado, estratificación social y escritura.
            Otros consideran que ésa es una manera muy evolucionista de clasificar a las sociedades y prefieren hablar de civilización en un sentido más amplio, incluyendo a muchas que no formaron ciudades, no se organizaron en base a administraciones centralizadas y tampoco usaron escritura.
            Básicamente, este uso distinto del concepto de civilización se apoya en las siguientes ideas: que tales sociedades tuvieron un desarrollo histórico diferente, que siguieron otras líneas de cambios y transformaciones en su dinámica, pero que no por ello son menos complejas, ni menos creativas, ni carentes de elaboradas formas de organización social, cultural y de construcción de sus territorios.
            Por todas estas razones, son consideradas tan complejas y dinámicas como las otras.

Si aplicamos estas últimas nociones del concepto de civilización, no sólo los griegos, romanos, egipcios, aztecas, incas, etc., serían civilizaciones. Sino también, por ejemplo, calificaríamos como civilización a los Tupí-Guaraní.

            El antropólogo Miguel A. Bartolomé rescata que:

"… no puede ser omitida la (civilización) Tupí-Guaraní de la que eran portadores alrededor de cincuenta grupos fuertemente emparentados lingüística y culturalmente: civilización de agricultores y guerreros expansivos que siguiendo las redes fluviales se extendieron por gran parte del trópico húmedo; pero cuyas aldeas agrícolas –a pesar de su alto potencial productivo- nunca se constituyeron como formaciones estatales" 5
            Si tenemos en cuenta lo que plantea este autor y lo relacionamos con la definición anterior de civilización, veremos que: menciona a muchos grupos, "alrededor de cincuenta", pero también está indicando que –pese a sus características culturales y lingüísticas comunes- no vivían todos juntos. Y que, aunque su producción era abundante, tampoco se organizaron como Estado, centralizando la administración de sus productos y el gobierno. Se organizaron de otra manera.
            Podemos concluir entonces que no todas las sociedades que tuvieron relaciones culturales e incluso lingüísticas y, además, producción de sobra para alimentar a muchos, se decidieron a conformar ciudades y Estados. No obstante, pueden ser consideradas como civilizaciones. Al menos esto es así si optamos por aceptar que el concepto puede incluir a esos grupos, tan complejos y dinámicos como otros.

Los Tupí-Guaraní 6
            Acordando con Bartolomé, podemos decir que los Tupí-Guaraní fueron una de lascivilizaciones de América del Sur.
            Los guaraníes forman parte de la familia lingüística tupí-guaraní y ocuparon un extenso territorio que iba desde el Amazonas hasta el Río de La Plata. Las selvas tropical y subtropical -que obviamente, en el pasado, abarcaban una superficie mucho mayor que la actual- constituyeron su hábitat.
            Las mejores tierras, aptas para diversos tipos de cultivos, fueron aprovechadas, logrando abundancia de productos agrícolas. Entre ellos, maíz, mandioca, porotos, zapallo, batata, maní, etc.7
            También se dedicaron a la caza, la pesca y la recolección.
            Empleaban la agricultura "de roza", consistente en el desmonte de una parcela que luego era quemada y la siembra de ese sector. Esas parcelas eran dejadas en barbecho para que recuperaran su fertilidad.
            La abundancia mencionada no implica que hubiesen desconocido períodos de escasez. Pero si la tierra y el ambiente condicionaban el éxito de su agricultura, la manera de organizase, los conocimientos acerca de la naturaleza y la forma de trabajarla no permitían que ese condicionamiento fuese absoluto.
            Así, la dimensión de las aldeas y el número de habitantes variaba, jugando este aspecto organizacional como un factor importante para no deteriorar el suelo y los recursos naturales.

Las migraciones hacia otros lugares del territorio actuaban también posibilitando que susistema económico estuviese en equilibrio con el sistema ecológico.

            "La ocupación y el usufructo de la tierra era objeto por parte del Guaraní de un tratamiento teórico-práctico que queda evidenciado en el nivel de la lengua y en el nivel de las técnicas agrícolas utilizadas. El Guaraní conoce su tierra. La riqueza de la lengua guaraní para designar los diversos tipos de tierra y suelos, de monte, de especies vegetales y las características ecológicas de un lugar, es un buen índice de su conocimientos concretos y prácticos", afirma Bartomeu Melià, un importante estudioso de los guaraníes 8.

Vemos entonces que no fueron los Jesuitas quienes enseñaron a los guaraníes a cultivar, como algunos creen.

            Los principios básicos que regían la organización social, política y económica, eran elparentesco y la reciprocidad.
            Es decir, las relaciones entre parientes establecían una serie de derechos y obligaciones, entre ellas, la de dar y recibir, de esto se trata la reciprocidad.
            Melià rescata algunas expresiones que figuran en el diccionario de Montoya, reflejando el sentido y la importancia de la reciprocidad: "ore ño mba' e" (nuestras cosas mutuas), "orojopói" (convidámonos a comer) 9.
La unida básica era el teyy, la familia extensa o linaje, que en una gran casa colectiva, podía llegar a reunir hasta a doscientas personas, dependiendo de las condiciones del hábitat, ya que los guaraníes no constituían núcleos poblacionales que exigieran una sobreexplotación de los recursos naturales.
            Todos sus miembros debían participar en las actividades de caza, pesca y desmonte. Esta tarea se efectuaban en forma colectiva y después se distribuían lotes para que las familias sembraran individualmente.
            El teyy estaba dirigido por un jefe, quien muchas veces poseía también funciones religiosas. Aunque tenía algunos privilegios, no podía acumular bienes para sí mismo, sino que debía distribuirlos.
            Tres o cuatro teyy podían integrar una unidad más abarcativa, denominada tekohá.  Ésta constituía la aldea, que también tenía un jefe. Además, varios tekohá formaban parte de un territorio mayor llamado guára.
            Ni los teyy, ni los tekohá o aldeas estaban exentos de conflictos, como toda organización humana. Así como había jefes/shamanes que actuaban por medio de la persuasión, también otros lo hacían por la coerción, especialmente en las regiones donde debían luchar contra otros grupos.
            Es así que las unidades locales podían dividirse, migrar a otras tierras, fundar otra casa, pues lo importante era poder mantener la economía de reciprocidad.
            Como señala Melià:

"la reciprocidad no es un estado en sí, sino una historia que hay que rehacer cada día"10.

            Numerosos guára fueron arrasados por los conquistadores, quienes se alimentaron de la producción guaraní.

La búsqueda de la Tierra sin mal

            Erróneamente, las migraciones guaraníes pasadas y actuales han sido asociadas a una vida errante, a un nomadismo propio de sociedades "incivilizadas".
            Es usual escuchar: "los guaraníes son nómades por excelencia".
            Hemos discutido ya esta categoría. Lo que interesa plantear ahora es de qué manera las migraciones se ligan con aspectos económicos, sociopolíticos y religiosos.
            Para ello, recurriré nuevamente a los análisis que realiza Bartomeu Melià.
            Ya se destacaron los conocimientos acerca de la ecología que pueden observarse en la variedad de términos y categorías lingüísticas de los guaraníes.
            Pues bien, dichos conocimientos también se manifiestan en lo que Melià denomina "el hábitat preferencial de los Tupí-Guaraníes" . Es decir, los ambientes que preferentemente ocuparon poseen ciertas características, más o menos constantes, en cuanto al clima, la topografía, la vegetación. Son estos espacios, y no otros, los que parecían garantizar la posibilidad de existencia de la cultura guaraní, "su modo de ser".
            Explica Melià:

            "Pero para el Guaraní, y en esto coinciden tanto la arqueología y la historia como la observación empírica contemporánea, la tierra no es nunca un simple medio de producción económica", afirma el autor. Tal es así que el significado de la palabra tekohà tiene más que ver con la cultura que con la economía: tekó es, según el significado que le da Montoya en su Tesoro de la Lengua Guaraní, "modo de ser, modo de estar, sistema, ley, cultura, norma, comportamiento, hábito, condición, costumbre"11.

Pues bien, el tekohá es el lugar donde se dan las condiciones de posibilidad del modo de ser guaraní.

            A la calidad de la tierra que facilita u obstaculiza las actividades económicas, se suma otra cuestión, el espacio organizado socialmente: con el monte para pescar y cazar, el monte para cultivar y la casa con su patio, donde se desarrolla la vida social y política.
            Pero resta aún agregar a estas significaciones la dimensión religiosa, no como algo separado de lo dicho anteriormente, sino como un aspecto más de la forma guaraní de concebir la tierra.
            Se puede decir que la concepción religiosa del guaraní sobre el universo tiene en la tierra su fundamento esencial. Gracias a la tierra y estando en la tierra se logra la perfección de la vida económica y política, pues es posible poner en práctica la reciprocidad 12.
            No obstante, así como existe una conciencia de la buena tierra, también la hay del desgaste, del cansancio y del mal.
            "Una constante etnográfica e histórica, que se aplica a todos los guaraníes, de todos los tiempos, es que viven una economía de reciprocidad, siempre procurada, aunque no siempre conseguida. La Tierra-sin-mal es una condición relativa y un elemento importante. Nada más, pero también nada menos.
            La búsqueda de la Tierra-sin-mal, ya sea en largas migraciones, cuando las hubo eventualmente, ya sea en desplazamientos a regiones contiguas, nuca estuvo desligada de las condiciones y del modo de vivir la reciprocidad, en el convite y la danza ritual", concluye Melià 13.

La resistencia guaraní ante las reducciones jesuíticas

            Sabemos que durante los siglos XVII y XVIII, las reducciones indígenas o misiones, se instalaron en las selvas de Sudamérica, regenteadas por órdenes religiosas, entre ellas, los jesuitas.
            Sin embargo, no todos los guaraníes pasaron a vivir en las misiones, bajo este particular sistema de trabajo.
            Así como hubo resistencia contra los colonizadores, gobernadores y encomenderos, también las hubo contra los jesuitas, por parte de guaraníes no reducidos.
            Explica al respecto la antropóloga Alicia Barabas:

"de los numeroso casos conocidos sólo mencionaré el liderado por el cacique Yaguacaporo, que se extendió entre 1635 y 1637.
Este jefe, que decía ser la reencarnación de la divinidad creadora, logró formar una confederación guaraní contra los jesuitas. (…) Yaguacaporo predicaba una guerra santa que finalizaría con la destrucción de los frailes que difundían una doctrina falsa y restaban autoridad a los grandes shamanes, y anunciaba la inminencia de una catástrofe final en la que los dioses soltarían tigres contra los cristianos. Después de esta depuración de la vida de los guaraníes volvería a ser como antes de la llegada de los blancos". La autora agrega que las insurrecciones mencionadas por los jesuitas son similares a la de Yaguacaporo y que tales movimientos desaparecieron del territorio paraguayo al mismo tiempo que las misiones jesuíticas fueron erradicadas 14.

Los guaraníes hoy

            Ahora bien, la presencia contemporánea de parcialidades guaraníes en la Región, se inicia con un flujo migratorio a fines del siglo XIX, y un segundo flujo hacia la segunda década del siglo XX. "Todos ellos procedentes de la región oriental del Paraguay, en especial de la centro-oriental y de la llamada del Guayrá, al norte del vecino país"15.
            La población originaria que habita en la provincia de Misiones está constituida en su mayoría por familias de la parcialidad Mbyá-Guaraní y, en menor proporción, por otras pertenecientes a los grupos Avá-Guaraní y Pãi Tavyterã 16.
            Según se registró en trabajos de campo efectuados e informaciones personales recientes, las migraciones de miembros de una comunidad a otra –dentro del territorio de Misiones- continúan, como así también las transfronterizas, incluyendo a Argentina, Brasil y Paraguay. En estos dos últimos países existen, por supuesto, asentamientos guaraníes.
            Así como hubo resistencias en el pasado contra el avance de conquistadores, encomenderos y jesuitas, también actualmente se plantean resistencias ante el acorralamiento que sufren debido a la ocupación y el desmonte indiscriminado de sus tierras originarias por parte de la sociedad nacional y regional.
            De hecho, en Misiones, los asentamientos están ubicados en tierras insuficientes en cuanto a la extensión y de mala calidad.

Podemos preguntarnos entonces, ¿es posible mantener la economía de reciprocidad? ¿De cuántas maneras afecta esto a las comunidades?

            Lo que ha cambiado son, en todo caso, las modalidades que asumen las resistencias. Hoy se apela a las leyes, la participación en foros de diversa índole, las manifestaciones, los medios de comunicación, etc.
            Pero, asimismo, al menos entre algunos jóvenes guaraníes, la búsqueda de acceder a una educación para poder conocer y defender sus derechos ante el "sistema blanco", puede ser vista como una forma de resistir 17.
            Aunque la mayoría sigue viviendo en zonas rurales, en asentamientos distribuidos en diferentes zonas de la provincia, algunos pasaron a residir en Posadas y otros centros urbanos, ya sea procurando trabajo, educación, acceso a recursos del Estado provincial y nacional, destinados a los ahora llamados "Pueblos Originarios" 18.
            Esto no significa que hayan roto los lazos con sus comunidades de origen, pero sí muestra el inicio de un proceso migratorio diferente y de nuevas estrategias que se ponen en juego… para seguir siendo guaraníes 19. 

Notas

[1] Este material es una reescritura de textos producidos por la autora para el Programa ESA-SIPTED, en 1998. Se agregan tramos y reflexiones de artículos correspondientes a Después de la Piel. Dossierde la Revista Contexto. Depto. de Antropología Social. UNAM. Posadas, 1973, donde también participé como coautora de un artículo, correctora de estilo y apoyo en las traducciones de los textos originales en portugués. Además, se integran nuevos planteos acerca de las sociedades guaraníes que habitan Misiones.
La intención es ofrecer a los alumnos y alumnas algunos aportes que colaboren en su aproximación a la cultura Mbyá-Guaraní.
[2] La crisis alimentaria de la prehistoria. La superpoblación y los orígenes de la agricultura. Alianza editorial, Madrid, 1987. Pág. 70.
[3] El gesto y la palabra. Ediciones de la Biblioteca Universidad Central de Venezuela. Caracas. 1971, pág. 316.
[4] Ob. Cit. Pág. 36.
[5] "Afirmación estatal y negación nacional. El caso de las minorías nacionales en América Latina. En:Suplemento Antropológico. Vol. XXII, nº 2. Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Revista del Centro de Estudios Antropológicos. Asunción, Paraguay. Diciembre de 1987, pág. 15.
[6] Según varios investigadores y también la mitología de los guaraníes, debido a sucesivas separaciones y migraciones, en un largo proceso histórico, los Tupí-Guaraní conformaron grupos diferenciados. Mientras algunos grupos, los Tupí, salieron del Amazonas río arriba; otros, los Guaraníes, lo hicieron hacia las selvas del sur. De allí que se hable de los Tupí-Guaraní y luego de los Guaraníes.
[7] Melià, Bartomeu. "La tierra sin mal de los Guaraní. Economía y Profecía". En: Suplemento Antropológico. Ob. Cit. Pág. 81.
[8] Ob. Cit. Pág. 84.
[9] Ob. Cit. Pág. 93.
[10] Ob Cit. Pág. 94.
[11] Ob. Cit. Págs. 84-85.
[12] Ob. Cit. Pág. 88.
[13] Ob. Cit. Pág. 96.
[14]"Indios y europeos en América: desencuentros de utopías". En: Después de la Piel. Dossier de laRevista Con-Textos. Departamento de Antropología Social, UNAM. 1973. Posadas. Págs. 48-49.
[15] Kowalski, Alejandro E.; Seró, Liliana. "Cuando los cuerpos guaraníes se irguieron sobre el papel". En: ob cit. Pág. 227 y 228.
[16] Ob. Cit. Pág. 228.
[17] Quiero anotar en este tramo que las mujeres guaraníes desempeñan un papel muy importante en esto que denominamos "resistencia". Son, entre otras cosas, quienes preservan la lengua –un núcleo central de la cosmovisión guaraní- con la sonoridad y el ritmo particular del mbyá (a mi juicio, bellísimo a los oídos).
En este artículo no estoy rescatando con justicia sus participaciones. Prometo hacerlo en otro, porque las mujeres guaraníes lo merecen.
[18] En la Provincia existe la Dirección de Asuntos Guaraníes (DAG), organismo que –en un primer momento- fue planteado como una entidad que debía ser dirigida por representantes guaraníes. Esto nunca ocurrió, siempre el Director fue y sigue siendo un "blanco". Es, por otra parte, muy cuestionada por varias comunidades. A nivel nacional, se conformó el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que tiene una delegación en Posadas.
A quienes les interese profundizar respecto de algunos procesos característicos de la política indigenista en Misiones, se sugiere leer el artículo "Cuando los cuerpos guaraníes se irguieron sobre el papel", ya citado en este trabajo.
Quizás se pregunten, ¿por qué no incluyo aquí un mapa con los asentamientos guaraníes actuales en Misiones? Puedo responder a esa pregunta: el que figura en la página web de la Dirección de Asuntos Guaraníes, está incompleto. Sólo aparecen en él 21 comunidades, cuando se sabe que hay muchas más.
Quizás, en unos meses, será posible contar con un mapa mejor elaborado y completo. Pero hay que tener paciencia porque está siendo construido por un equipo de investigadores y a partir de un trabajo de campo minucioso, que integra consultas y entrevistas con varios jefes guaraníes.
[19] Que hoy vean a guaraníes andando por la ciudad, vestidos con jeans y zapatillas, portando celulares no implica que dejen de ser guaraníes. Éstos son sólo rasgos superficiales, lo que realmente interesa son los sentimientos de pertenencia al Pueblo Guaraní. La identidad no se define por rasgos, sino por el autoreconocimiento de formar parte de un grupo étnico, así como por el reconocimiento de los otros miembros del grupo, respecto que tal persona pertenece, efectivamente, a él.
Recalqué varias veces en este texto que todas las sociedades humanas y culturas cambian, son dinámicas, no estáticas e inmutables. Por lo tanto, no podemos negarles a los guaraníes que cambien. Son seres humanos, ¿no? Pero, insisto, ello no implica que dejen de ser guaraníes.
En tal sentido, es preciso tener cuidado con esa imagen del "indio", como mero vestigio de un pasado, verdadero objeto de museo, que demasiadas veces se presenta. 

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